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LOS 101 KM. DE RONDA DE NUESTRA COMPAÑERA "ANA JOSE"

"Cualquiera puede"

Que caprichosa es la mente humana, como nos hace ilusionarnos con sueños casi imposibles, como nos hace creer, que sentados desde nuestra casa, podemos alcanzar las más altas cumbres, pero, aunque no lo creais, podemos. Cualquiera puede.



En diciembre de todos los años, escuchabamos y disfrutabamos las historias y batallas del Capitán Viciana, el Teniente Reyes o el Sabio Pícaro sobre los 101 kilómetros de Ronda. Como siempre, sólo escuchándo, me hacían pensar y creer que podría, algún día, realizar esa prueba, y claro, tanto insistir, que tocó este año.

Fue como en el toreo, a porta gayola, el Capitán Viciana llama, “el sábado abren las inscripciones y se acaban muy pronto ¿la vaís a hacer?”. Tras las correspondientes llamadas telefónicas, sin tiempo para pensar, y como buenas cabezonas que somos, dijimos “claro, nos inscribimos”.



Aquí comenzó nuestra participación en los 101 kilómetros de Ronda. Os equivocais si pensais que esta prueba fue sólo del 12 al 13 de mayo, no, comenzó mucho antes, en diciembre, con esas sobremesas andando, que hay que fortalecer piernas, con esos martes y jueves corriendo con el grupo, que hay que conseguir fondo, con esos largos domingos y esas eternas caminatas, que hay que endurecer pies. Con ese dejarlo todo porque tengo que entrenar, todo ese esfuerzo fue el que acabó el 13 de mayo en Ronda.



Es verdad que la prueba tiene un recorrido muy duro, con un perfil como dice Ana Cebrián que parece un electro después de un infarto, es verdad que el calor fue excesivo y provocó graves problemas en algunos participantes. Todo eso es verdad, pero también están las personas, sí, ese caballero legionario que cuando te ve llegar sudorosa, no te da un vaso de bebida isotónica, te da dos, y que cuando ve que sigues te carga las manos de trozos de fruta con una inmensa sonrisa. Esta el voluntario de Protección Civil peleándose con el conductor del coche que quería saltarse el stop, y te anima a cruzar porque ya es seguro. Están los miembros de los MOE, que vas encontrando constantemente, y que te animan a seguir al grito de “sois unas campeonas”. Están todos esos participantes que te animan y te entretienen contandote mil y una anécdotas, como el famoso problema con el ojal, podeis imaginar los estragos en las partes más íntimas de un largo día de caminata y calor. Pero, sobre todo, están tus compañeras, tus amigas, esas con las que cuentas para todo, para lo bueno y para lo malo, y que sabes que siempre te responderán.



Esas con las que, durante seis meses, has estado entrenando casi a diario, con las que pocos temas quedan a tratar pero que aún así, te sorprenden. Esta Ana María que, sin casi entrenamiento, tuvo la valentía de salir y llegar al kilómetro 60. Esta María Inés, para la que no hay dolor que la pare, sólo un tobillo maltrecho y muchas ampollas. Y, sobre todo, mi mitad, Dori, juntas realizamos toda la prueba y llegamos juntas a la Alameda para recibir la medalla del Caballero Legionario Ortega.

Cualquiera puede, sí, con entrenamiento y sentido común, cualquiera puede con los 101 kilómetros de Ronda. Todos los que el día 12 de mayo nos encontrabamos en la salida teníamos el convencimiento de que podíamos, porque como dice el Teniente Reyes “nunca ganaré a nadie más que a mí mismo”. Eso y nada más que eso son los 101 kms., una lucha personal, no contra sí mismo sino con uno mismo.




1 comentario:

Jesús Viciana dijo...

Enhorabuena por todo lo que has conseguido, que seguro que ha sido mucho más que traspasar una simple linea de meta.
Sé perfectamente cuanto te lo has currado y todo el sacrificio durante tantos meses, pero también conozco la satisfaccion tan enorme de conseguir aquello que a priori parece imposible, además de tantas y tantas sensaciones y emociones en tan solo unas pocas horas.
Sólo te diré una cosa más: "Anda y que les den a todos y cada uno de los que desconfiaban de vuestra capacidad". Yo siempre confié en vosotras.