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101 Km de Ronda, Pepe de Luna


   
   Deben de ser más o menos las cuatro de la tarde. Hace un rato que Viciana ya se ha alejado. Por mi parte ya he hablado con Maoles y me espera al acabar esta jodida cuesta de Arriate. Repaso mentalmente la secuencia que me ha llevado a este desastre. El ritmo. No ha sido malo, he ido reservón, y con la buena compañía de Jesús (Viciana). Se lo que he entrenado y he hecho cosas más ´polluas”. También se lo que no he entrenado… estiramientos (elquestélibredepecadoquetirelaprimerapiedra), a lo mejor un par de kilos de menos, que sé yo… La alimentación. He comido hace poco y me ha entrado de cojones. Sanwich mixto, un donuts y un coca-cola. Alta cocina. Sigo subiendo la cuesta. Unos cuarenta y dos grados. Abajo se queda  Arriate, y a los lados del camino un rosario de gente gomitando (sanwich, donuts , coca-cola, y hasta el primer potito), todo amenizado por ánimos que me da gente que me adelanta, y con la banda sonora de las sirenas de las ambulancias. 

   Me fastidia, lo que me voy a perder, por supuesto llegar a la Alameda. Pero también la experiencia de llegar a Setenil, la comida caliente en el cuartel (la inscripción llevaba pensión completa y ya no llego a la cena), la subida, y la bajada a la Ermita, correr de noche… Me di cuenta de que algo iba mal cuando el agua dejó de quitarme la sed. Antes , la piel empezó a latirme más fuerte que el corazón y las piernas las tenía más cargadas que de costumbre. Mataría por agua fresquita. Los legías empiezan a parecerme botellas de agua mineral gigantes, con su taponcito verde y todo. Acabo la cuesta, empiezo a bajar, y veo a mi Maoles sonriéndome, y al llegar al coche, abandono según lo previsto. Agüita, Maritoñi y una sombra.  Me encuentro bien y decidimos que no tenemos por qué perdernos nada. Y de esta manera vivimos el paso por Setenil con  Pícaro, Rafa Luque y Alcalá, (grandes), Jesús Viciana (gracias por llevarnos hasta allí) y muchos otros conocidos que nos dejaron acompañarlos con nuestros ánimos. 

   Ni en coche nos dio tiempo a ver a Fernando Arco , que iba como una bala, perdón flecha… Sobre las diez, y dentro del cuartel, volvemos a ver a Luque y Alcalá; los muy cabritos iban  mucho mejor que antes, ¡acojonante!. Vuelta otra vez a Setenil, y a eso de las once, llegan primero Ana Jose y Dori, seguidas de Ana e Inés. Estas últimas, deciden retirarse aquí, y las llevamos ya hasta Ronda.  Por la mañana, madrugamos y vemos el espectáculo de la gente llegando a meta, veinte, veintiuna horas, etc. Y entonces aparecen Ana José y Dori, llegando al Puente Viejo, y  Maoles y yo, nos sentimos entrando con ellas. En fin… Cuando dejamos el hotel, le digo a la de recepción, “Apúntame para el año que viene”. Lo mismo os digo a los compañeros trotanoches: !apuntadme para el año que viene!

2 comentarios:

Unknown dijo...

Como ya dije en la primera entrada relacionada con estos 101 km de Ronda 2012, mi enhorabuena a todos los participantes de Guadix y comarca en esta dura carrera. Todos, todos merecéis mi respeto, nada más que por pensar en inscribiros en este tipo de pruebas.
Posdata: haced el favor de enviar alguna fotillo más, para poder ilustrar estas extraordinarias crónicas que estais mandando, o bien a Paco Garzón, o bien a mi correo
ertenorio@yahoo.es.

Un abrazo a todos

Jesús Viciana dijo...

Ten por seguro que yo te sentí a mi lado mientras atravesaba la línea de meta. Juntos empezamos la carrera, o más bien la odisea, y te aseguro, porque fuí todo el rato a tu lado e iba pendiente de tí más de lo que te imaginas, que NO TE EQUIVOCASTE EN NADA. Fuiste con el ritmo correcto, bebiste cuando debiste, comiste cuando debiste y andamos todo el tiempo que necesitamos. Pero Ronda es Ronda, es distinto a todo lo demás, allí 2 + 2 nunca suman 4. El día se presentó con un calor desorbitado y nuestros cuerpos acababan de pasar del fresquito de los dias anteriores y aún no se habian aclimatado a las altas temperaturas. No le des más vueltas porque hiciste lo correcto en todo momento, incluso cuando decidiste que yo tirara hacia adelante sin tí. También ahí hiciste lo correcto y por eso no insistí en que me acompañaras.
Los entrenos a veces aquí no corresponden con lo esperado, porque la climatologia no la podemos controlar, y a veces nuestros cuerpos tampoco pueden tirar para adelante sin saber por qué. Te considero un cientounero, al igual que el resto de compañeros que llegaron a meta, porque fuí a tu lado en todo momento y sé que lo diste todo.
Si alguna vez repites, ojalá me permitas el honor de poder acompañarte de nuevo. Y A CAMPANILLA TAMBIEN.
Hasta la proxima, amigo cientounero.