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I ULTRA TRAIL BRIMZ GUZMAN EL BUENO (18/03/2012).

EL PODER DE LA MENTE

13 kilómetros más que una maratón. Eso fue lo que pensamos cuando nos inscribimos en la I Ultra Trail Guzmán el Bueno. Yo no quería, pero como siempre me dejé arrastrar por la tentación y varios meses antes (en Navidad), formalizamos la misma. Con todas las cosas que me pasaron en el transcurso de ese periodo de tiempo, jamás pensé que pudiera acabarla visto mi pésimo estado de forma varias semanas y sin casi entrenamiento específico de carrera, unido a un estado emocional decadente.



Sin embargo, estas dos últimas semanas me han supuesto un cambio necesario y ansiado sin duda. En esta ocasión, la mente fue capaz de suplir la falta de entrenamiento y, no sin sufrimiento, conseguimos llegar a la línea de meta en una mezcla de estado eufórico y catatónico. Es el poder de la mente.



PROLEGÓMENOS


El día previo a la carrera estábamos recogiendo el dorsal en la zona de salida y como siempre algún problema nos tenía que surgir. No habían inscrito a Pablo. Tras un ratillo de gestiones de un lado para otro y de dimes y diretes, se solventó el problema. Ya no era sólo por los 50 euros de la inscripción, sino por poder participar y con todas las garantías y atenciones durante la misma. La cola de los corredores apenas estaba formada por 10 ó 15 personas, mientras que la de los ciclistas podría llegar a la centena.



Dado que estábamos libres de presión y, en particular, yo tenía claro que no le daría más importancia al hecho de que llegado el momento - si fuese consciente de que no era capaz de completar todo el recorrido - no habría problema en abandonar, disfrutamos de un sábado de desenfado y fiestecilla que se nos fue un poco de las manos finalmente. Aunque parezca contraproducente, la verdad resultó ser bastante positivo para el día siguiente.



El destino quiso que nos cruzásemos con David (como diría El Risitas, nuestro 'manacher') antes de retirarnos a dormir y, cómo no, se ofreció a llevarnos al punto de salida y recogernos en meta. Gustosamente aceptamos y a la mañana siguiente estábamos a las 07,45 listos para salir hacia el Paseo de la Victoria.



Reunidos con Carlos, la otra parte del tridente, nos encontramos con varios conocidos, destacando la presencia de Luis (el incombustible triatleta), dándonos tiempo a polemizar con la organización, más bien, con una persona de la misma que se ve que no tenía mucho idea de lo que iba aquello, ya que nos conminaba a llevar colgada la credencial en todo momento durante la carrera so pena de ser descalificados. Parece que no entendía que eso de correr nueve horas con algo colgado en el cuello nos terminaría provocando rozaduras y úlceras. Viendo que estábamos hablando con una pared, ya decidimos nosotros cómo solucionar el problema de la identificación.



LA CARRERA



A las 09,30 los aproximadamente 1.500 bikers comenzaron su andadura, mientras que nosotros aguardamos unos quince minutos más antes de salir. Tranquilamente transitamos los primeros metros por la ciudad, camino de las Ermitas. Pablo y Carlos comenzaron demasiado alegre, incluso reprochándome que fuese tan conservador. Ni caso. Al llegar al Parador de la Arruzafa abandonamos la carretera y comenzamos la travesía por campo en busca de las Ermitas, para la cual recorrimos la ladera de la misma en un terreno sinuoso e irregular, pero bastante practicable comparado con los que nos íbamos a encontrar más adelante. Al llegar al kilómetro seis, tuvimos que echar pie a tierra porque la pendiente se elevaba de tal modo que andando era complicado mantener el ritmo y las pulsaciones. De ahí conectamos con la zona media de la cuesta del Reventón y alcanzamos el primer avituallamiento (sólo agua). Comenzábamos con el primer descenso. La idea era regular en las subidas, andar si era necesario, y las bajadas y los llanos trotarlos, para mejorar la media.



Ocurre que, como era la primera vez que afrontábamos una carrera de este tipo, al iniciar el descenso vimos que sería tan duro como la subida o más. Nada de descenso, eran precipicios. Había que bajar con mucho cuidado para evitar pegarse un costalazo más pues ya me había caído en un primer instante al subir por la ladera de las Ermitas. El terreno muy complicado y peligroso. A esto sumarle que delante mía iba un participante más precavido que yo (si es posible que los haya) y aparte de hacer tapón, me estuvo vareando toda la bajada ya que se agarraba a todas las ramas y al soltarlas ¡zas! para el de atrás, que era yo. En cuanto a los demás, Pablo se me escapó por delante y a Carlos lo alcancé pronto. Se ve que no marchaba muy cómodo. Llevaba una semana de aúpa y le pasó factura.



Desde las Ermitas bajamos hacia el Castillo de la Albaida y desde ahí nos dirigimos hacia Trassierra, todo campo a través y subiendo todo aquello que la orografía del terreno permitía. Alcanzamos la parte baja de Trassiera, sin noticias de Pablo y pasado el segundo avituallamiento (Los Curros) nos condujeron hacia un túnel en pendiente rodeado por vegetación hasta por la parte superior y cuyo firme estaba formado por piedras deslizantes y móviles sobre una base abundante de barro. En el transcurso de este ascenso nos planteamos la posibilidad de habernos perdido porque ya había que tener mala sombra para meternos por ahí, pero pronto vimos señales que nos indicaban que seguíamos el camino correcto. Las sensaciones hasta el momento eran normales, no demasiado fatigados.



Alcanzada la parte alta de Trassierra, nos adentramos en un camino paralelo a la gasolinera que nos conduciría al Arroyo Bejarano y un poco más adelante al tercer avituallamiento (bebida isotónica, agua, dulces, cacahuetes, naranjas, plátanos, manzanas,...). Carlos se había descolgado algo de mi y en el avituallamiento divisé a Pablo. No era carrera para ir sólo, él mismo se dio cuenta y redujo el ritmo hasta que lo alcanzamos. A la nada, llegó Carlos y replanteamos de nuevo la carrera. “Vamos todos juntos que esto es muy largo”. Allí nos encontramos a María y Luis.



Iríamos por el km 24 aproximadamente y ahora debíamos girar y tomar rumbo hacia el Club de Golf de los Villares, transitando antes por Las Jaras. Era el momento tonto de la carrera, estábamos en los kilómetros de en medio, donde ni la energía de la salida ni la motivación de tener cerca la meta nos haría sacar las poquillas fuerzas que nos quedasen. Aún así, entre pitos y flautas y bromas y más bromas, llegamos al avituallamiento del Club de Golf de los Villares. Allí, nos esperaban varios integrantes de Corduba Trail, que nos ofrecieron cerveza o bebida isotónica. ¿Qué creéis que elegimos? No hace falta responder. Echamos un risas con ellos mientras Carlos aparecía. Nos pusieron música y nos hicimos varios fotillos con ellos. ¡Que gente más 'apañá'!



Carlos estaba realmente tocado. Quiso dejarlo en ese momento, km 31,5 y conseguimos salvar el primer fuera de control . Entre Pablo y yo lo convencimos para seguir - ya que nos habían informado que el siguiente avituallamiento se encontraba a 4 km de éste y además la primera parte iba hacia abajo. Finalmente, comenzamos los tres a trotar aunque Carlos se paró isofacto y con unas ganas tremendas de vomitar. Volvimos a animarle y a demostrarle que lo que estaba haciendo era realmente una gesta. Sus circunstancias le obligaron a pasar malos días previos a la carrera y sin descanso. ¡Demasiado, tío! Total, que lo rearrancamos y le dimos su espacio para que no se agobiase.



Pronto se terminó la parte normal de la bajada, para comenzar de nuevo con los tajos. Creo que jamás nos hubiésemos perdido en la prueba, porque a falta de indicación, estaba claro que la premisa era ir por el camino más díficil y con más riesgo. En este tramo nos encontramos a Lucía y Pablo se pegó un talegazo de consideración. Me asusté no sólo por su caída, sino porque estuvo a punto de clavarse una rama en el costado y pegar un cabezazo contra el suelo. ¡Que disgusto! En caliente no le molestaba mucho y pronto llegamos al siguiente avituallamiento (de nuevo líquido y sólido). Allí de nuevo nos cruzamos con Luis y María, que partían ya. Estiramientos y comida a la espera de Carlos, a la vez que atendieron a Pablo en la espalda en el Hospital de Campaña. Tuvimos ocasión de charlar con algún participante de la prueba ciclista ya que ,casi hasta la meta, compartiríamos recorrido.



Después de un ratillo, divisamos a Carlos. En cuanto lo vimos, nos comentó que se paraba de todas, todas. Aceptamos su decisión. Un sobreesfuerzo en el estado de extenuación que llevaba, no le conduciría a nada bueno ni lógico. Nos despedimos de él y de nuevo en marcha.



Nada más comenzar nos paró un miembro -suponemos de la organización- y nos dijo que íbamos en sentido contrario. La verdad es que nos sorprendió mucho, porque justo acabábamos de abandonar el avituallamiento y las indicaciones que seguimos eran las correctas. En breves segundos, se percató de su error. Nos comento: 'Ahh, que no sois ciclistas'. ¡Que avispado!. De Juzgado de Guardia, ¿no os parece?.



Rondaríamos el kilómetro 38-39. Restaban todavía unos 17 km y habrían transcurrido algo más de 5 horas desde la partida. Los primeros metros fuimos más despacio hasta que calentó su maltrecha espalda nuestro Pablito. Pero al poco, ya estaba el cabronazo poniéndole ritmo a la cosa. ¡No sabíamos lo que nos esperaba!



Durante el recorrido, con pocos participantes nos cruzamos pero a todos se les escuchaban frases del tipo: 'Se han pasado tela. Para ser la primera, no veas...' Efectivamente, mirando hacia arriba veíamos a otros participantes encima de unas colinas que no creíamos que se subiesen por el único camino que divisábamos. De pendientes no puedo hablar mucho, pero si en la cuesta del Reventón se habla de un 23%, éstas las superaban con creces y con el agravante de que el piso era arenilla y se escurría una barbaridad. Daba la sensación de que ibas subiendo por una escalera mecánica pero en sentido contrario. Sobraban las palabras. Al llegar a la cima, sólo nos acordamos de Carlos. ¡Nos teníamos que haber retirado como él!¡Sí que ha sido listo!



En dicha cima, nos esperaba el reportero de Corduba Trail y nos fotografió varias veces. Estábamos arriba y tocaba bajar. La bajada como la subida. Un locura. Fue mi turno y el golpe me tocó esta vez a mí. Resbalón. Por no caerme casi al vació eché el cuerpo atrás, con un pequeño inconveniente, la rodilla izquierda la tenía flexionada y clavada en el suelo. Del estruendo que se oyó todos se giraron. No sé cómo no me hice mucho daño. Vamos a seguir - pensé - que estamos todavía en caliente, como se enfríe esto, no hay quien se ponga en marcha.



El avituallamiento del km 43 estaba poco antes de llegar a Torreblanca (antigua Carrera del Caballo). Allí nos pesaba ya todo el cuerpo. No me dio tiempo a contar cuantas naranjas me zampé, pero media docena pudieron caer perfectamente. Desde allí comenzó un tramo de carretera hasta alcanzar la Ermita de Linares. Íbamos tocados y ahora ya estábamos deseando encontrarnos cuestas para atener una excusa y andar por tal de no correr. De ahí en adelante, subida y cada vez peor. El kilómetro 48 nos aguardaba con el último avituallamiento. Llegué con unas ganas tremendas de vomitar. ¡A comer se ha dicho! Cacahuetes y más cacahuetes. Y naranjas, y plátanos.



Al poco de reanudar la marcha, encontramos la señal de 50 km, nos extrañó porque estaba cerca del avituallamiento, pero bueno mejor así. Los cuádriceps los tenía fatal. Una sensación como si me hubiesen rajado desde la rodilla hasta la cadera. Le pedí a Pablo que aminorase el ritmo algo. En una zona llanita de paso, recuperamos las sensaciones y empezamos a incrementar el ritmo. Alcanzamos a un antiguo sargento de Pablo en la 'mili'. La premisa era clara: 'lo que hagan ellos, hacemos nosotros. Llevan 30 años de maniobras por esta zona'. Efectivamente cuando aminoraban el ritmo y a lo mejor no era el terreno tan duro, seguidamente aparecía un cuestón. Se ve que sabían por donde iban.



Quedaban menos de 3 km pero parecíamos no avanzar, en el último cruce de la N432 nos animaban a la vez que nos informaban que nos quedaba el último repecho.

Por allí estaba Fernando. Nos dio alegría ver a alguien conocido tras más de 7h de carrera. De ahí en adelante, el terreno era favorable (al menos en perfil). Alcanzado El Muriano y tomado el desvío hacia la Base Militar, conseguimos ponernos a la altura de Luis. ¡Todos juntos a meta! Ya no nos dolía nada. Entramos en la recta de meta abrazados e incrementando el ritmo. De barro hasta los ojos, quemados por el sol, pero ya nada era obstáculo.



Allí nos estaban esperando Carlos, David y Fran. La entrada se la dedicamos a Carlos. El fotógrafo de Corduba Trail nos hizo un reportaje en la línea de meta. Nos felicitó. Nos abrazamos a él. ¡Qué tío más majo! Lo vivió tanto como nosotros. Tiempo oficial de carrera 8h02min57seg (8h17min según el crono que se puso en marcha cuando partieron los bikers).



Cuando nos estábamos saludando con Carlos, de nuevo el fotógrafo de Corduba Trail allí inmortalizando el momento.



La posición, lo menos importante desde luego, 150 y 151 de los 317 que tomamos salida en el Ultra Trail, aunque sólo concluimos 251. Devolvimos el chip a la organización a la par que recíprocamente hicieron lo mismo con la fianza (10 €) y rápidamente fuimos al comedor de la Base Militar a tomar algo antes de volver a Córdoba. A David no le dejaron entrar por no llevar acreditación pero no tuvo problema en hacer amistad con los soldados de la puerta en el ratillo que estuvimos dentro. El mismo nos lo comentó: 'ya me iban a dejar entrar porque con la charla les estaba dando la tarde'.



Montados en el coche y de camino a Córdoba, todavía nos encontramos con algún participante que estaba llegando al Muriano. Ya habían pasado las 9h10' que pusieron como tope para concluir la prueba. A mi entender y visto el perfil y tipo de recorrido, se pasaron un poco de la raya. Era un tiempo demasiado exigente. De todos modos, se percataron de ello y prolongaron el fuera de control algún tiempo más.



A la organización darle la enhorabuena, porque controlar todo ese recorrido y desplegar a tanta gente para cubrir los cruces y recovecos, junto a los puntos de difícil acceso conlleva un enorme esfuerzo que desde mi punto de vista debe ser puesto de manifiesto y a la vez reconocido y que es el resultado de mucho tiempo de trabajo y una excelente coordinación.



Por mi parte, nada más que contaros. Espero no haberos aburrido mucho. Como secuelas os diré que subir escaleras a la vez que sentarme y levantarme de una silla, me cuesta la misma vida. Espero que pronto se pase.













NUESTROS TROTANOCHES CORDOBESES ESTUVIERON CON NOSOTROS EN EL XVII ANIVERSARIO

Hola a todos.

Hace ya bastante tiempo que no os contaba nada. He pasado una mala rachilla por unas cosas y otras, estando tan liado que ni me he podido permitir un resquicio para contaros como iba la cosa. Menos mal que como afirma el dicho "no hay mal que cien años dure" y "todo lo que no te mata te hace más fuerte". Si esto último fuese verdad, creo que sería indestructible.



En realidad, no estaba en mis planes acudir. Llegaba, como os he dicho, tras unos momentos delicadillos. Como siempre y a última hora y tras un gran trabajo de persuasión y chantaje emocional Pablo hizo que aceptase. He de reconocer que suelo ser bastante inflexible y si no fuese por la amistad que nos une, no habría dado mi brazo a torcer.



Dejando a un lado los sentimentalismos, voy a contaros brevemente cómo pasamos los días del aniversario. Como siempre, lo bueno de estas historias es que normalmente nos vemos inmersos en situaciones pintorescas y algo cómicas de toda índole. No hizo falta mucho para la primera, pues nada más partir desde Córdoba nos desviamos de la ruta fijada ya que insistí en tomar un desvío que recordaba de mis tiempos de universitario en Granada. Se ve que la señal tras diez años ya no estaba, con lo que nos pasamos de El Carpio, llegando a Pedro Abad y de nuevo tuvimos que volver a El Carpio para tomar el desvío hacia Jaén.

Una vez situados en el trayecto predeterminado, justo antes de tomar el desvío hacia Guadix tuvimos que parar a repostar en una gasolinera situada tras una rotonda a través de la cual se tomaba dicho desvío. Perplejos nos quedamos cuando al intentar salir de la gasolinera y volver a la glorieta nos encontramos con una señal de dirección prohibida que nos impedía acceder a la rotonda (y nosotros que somos muy legales, la cumplimos). De nuevo hacia adelante fuera de ruta, saltándonos el primer cambio de sentido con las charlas y ya en el segundo sí estuvimos atentos para dar la vuelta.



Tras estos alardes de orientación, llegamos al municipio accitano. Hacía rasquilla. Veníamos de estar a 25 º C y al salir del coche me percaté que iba muy ligero de ropa. Nos pusimos en contacto con Paco Garzón. Cuando nos vimos, éste se encontraba acompañado con Pepe, Blanca y el resto de su familia, esto es, Aurora y Gabriela. Realizadas las presentaciones oportunas por uno y otro lado, nos tomamos unas cervecillas y tras un breve recorrido turístico impregnado por la 'sabiduría' del Presi, pasando por las dos catedrales (la de verdad y la suya) acabamos en la sede del Club, la cual no conocía por cierto. Allí repusimos fuerzas y antes de dirigirnos al hotel comprobamos que encontrar una pastelería abierta un sábado por la tarde en Guadix resulta harto complicado con lo que alojados ya en el mismos, nos dimos allí mismo el oportuno homenaje.





No podía faltar su correspondiente siesta y llegadas las 21.00 y con el tiempo justo, bajamos al salón de actos donde tuvo lugar la cena y la entrega de presentes a los socios. Allí tuvimos ocasión de charlar con Francis, Santiago, Jacinto, José (Humano), Alberto y muchos más que seguro que se me olvidan y que ruego me perdonen. La cena discurrió a buen ritmo, si bien creo que la palabra más pronunciada fue Anchurrón (allá cada uno con su conciencia). Con el estómago bastante lleno, se pasó al acto de entrega de camisetas (muy chulas por cierto) y a las palabras de unos y otros. De ahí, bajamos al recinto acotado para las copas y música, donde echamos un ratillo gracioso, pegoseando todo lo que pudimos y disfrutando del momento con todos los compis.


Al día siguiente, tras desayunar rápidamente nos pusimos a trotar un ratillo. Nos dirigimos al circuito de velocidad de Guadix y durante el trayecto nos cruzamos con un doble campeón olímpico de marcha (MARKOV), que reconoció a Paco. Éste último hizo gala de su multilingüismo y pudimos comprobar como se comunicaron en un fluido inglés. La verdad es que nos vino muy bien hasta el punto que ampliamos nuestro vocabulario británico al escuchar a Paco pronunciar 'fiesta' en inglés, que como supongo que todos sabréis, se dice 'fiesta' pero en voz alta y muy despacio. ¡Qué grande eres Paco!



De vuelta ya en el hotel, compartimos comida de nuevo con el grupo y más pronto que tarde, nos pusimos rumbo a Córdoba. Terminamos reventados.



Ahora os toca devolvernos la visita.





















TRAIL CABO DE GATA-4-3-2012

no disponemos de momento de fotos de pícaro, pero aquí está su compañero.

Crónica del trail Cabo de Gata 012

Empieza la mañana bastante bien. Salimos desde Guadix un grupo de atletas y andarines en busca de la hora más adecuada para tomar la salida puesto que este año se adelantó la salida de los andarines para que no entorpecieran tanto a los corredores en los tramos más complicados de paso. Nos recibió el día con una salida del sol espectácular a eso de la altura de la playa del Arco que ya de por sí recompensó el madrugón desde Guadix. Poco a poco nos fuimos concentrando participantes de muy diferentes sitios si bien en las listas finales comparando atletas que acabaron el año pasado con los de ese año casi bajó el número de participantes en nada menos que 123 personas. Posiblemente fuera fruto de la política erronea del año pasado en la que se entregó una bolsa del corredor como la de este año: o sea mas bien escasa yse hizo pagar los autobuses cosa que este año no se ha realizado. Además este año aunque no lo parezca la organización ha tenido la deferencia de reaccionar y disponer una gran paella para los participantes y acompañantes a los que desde ya felicitamos por el magnífico resultado que tuvo: la comida estaba muy bien hecha y el servicio y atención a los participantes fue esmerado. Felicidades de antemano, cuando las cosas se hacen bien también hay que decirlo, sin rodeos.

La organización distanció el horario de salida de andarines y corredores y acertó. Hubo menos problemas para el recorrido de la misma, los parejes por donde discurrió el trail ya son conocidos y se notó que en este año la sequía está haciendo mella, menos verde, mas sequedad y arena pero nos sigue pareciendo bonito el pasiaje aunque no tanto los tramos de arena fina en las ramblas; es lo que hay y para eso se trata de un trail, hay que adaptarse a lo que da el terreno y nada más.

Un día estupendo, con algo de viento al inicio pero que se calmó definitivamente al final y que permitió una celebración de la prueba que en esta ocasión si podemos decir que mejoró en la relación de oferta calidad precio. Los resultados para los Trotanoches fueron dispares si bien hay que resaltar el magnífico puesto conseguido por Angel Ruiz Torres que quedó tercero en al categoría de veteranos mientras que el carcamal de Ramón Pícaro lo hacía en novena posición de su categoría de más de 50. A estos les siguieron en la clasificación general: Jose M. Linares Ballesteros 2 h 40' el 104 de su categoría, Antonio J. Sánchez Viciana con 2 h 54” el 66 de su categoría de veteranos, Jose de Luna Hernández con 3 h 4 min y Mª Inés García de los Reyes 3h 26' la décima en su categoría de veteranas femeninas. En el apartado de andarines destacó la entrada de Carlos Torres y de Jesús Fernández que fueron los primeros andarines accitanos seguidos de Marina además de Ana José Pérez, Ana Cebrián, Pepillo Franco, Román, Antonia Aguilera, Mari y su hijo.

Tambien nos gusataría destacar que los avituallamientos han estado mejor atendidos; con la fruta dispuesta y más madura que la del año pasado, lo cual se reconoce en atención a los participantes. Se sigue echando de menos mejorar la infraestructura para las duchas de los participantes lo que suponemos se buscará mejorar en ediciones sucesivas partiendo de lo que ha funcionado bien. Bien comidos y satisfechos nos devolvimos de nuevo al altiplano accitano.



Ramón Pícaro



XVII ANIVERSARIO DE LOS TROTANOCHES-10 Y 11 DE MARZO DE 2012

"ENTRAÑABLE ANIVERSARIO"
Hace un par de años por causas del azar, llegamos a Guadix y como “Guadix enamora” por sus monumentos y por sus gentes, es por lo que hoy contamos esta vivencia.

Y como no, por causas del azar, tropezamos con un grupo de atletas hermanados con el nombre de “LOS TROTANOCHES”, hicimos amistad por su amabilidad y familiaridad, y aunque no somos socios desde el primer momento fuimos considerados como si lo fuéramos, por tanto tuvimos el honor de ser invitados a sus fiestas y celebraciones, y ahora toca describir la satisfacción que nos embarga después de haber asistido como asociación a la conmemoración de su 17 aniversario como asociación.

Nos han preparado un paquete de actividades en un lugar de privilegio el “Hotel Villa de Gor” consistente en una cena servida en sus salones, opípara y de extraordinaria calidad, desde sus entrantes hasta la ternura de su carne para hacer buen juego con el carácter que caracteriza a los trotanoches, amenizada con entrañables fotos de anteriores eventos y para que no faltara nada se apagaron las luces y desfilo por el salón la tarta con sus 17 velitas que relucían como las medallas y copas en las vitrinas de la sede del club ganadas por sus integrantes y para rematar el primer tramo nos enviaron a la discoteca hasta que no pudiéramos mas, y cuando el cuerpo pida descanso lo haremos en las confortables habitaciones del hotel, sabiendo que a la mañana siguiente nos esperaba una caminata por los alrededores, unos corriendo, otros andando y otros como sus fuerzas les permitan, pero todos unidos para “trotanochear” y hacer ganas de comer, porque al finalizar el paseo nos esperaba una comida que daba fin a la celebración.
Los Madrileños, socios de corazón, si el azar al año que viene nos mantiene alejados de Guadix, lamentaremos no asistir a eventos como el descrito y recordaremos con nostalgia los momentos vividos estos años junto a LOS TROTANOCHES.


Los Madrileños Jesus y Mercedes

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